Entrevista realizada por Pablo Moreira de Mundo Parapsicológico
Como suele
decirse, Dios los cría y un amigo común los presenta. Encontramos a Pablo en el
Madrid castizo. El resultado es una interesante investigación en ciernes y esta
entrevista.
Es un placer recuperar ese aire tan decimonónico de armas, letras, e
inquietud por investigar.
Una visión espiritual del tiro con arco
Actualmente, algunas personas entrenan una forma que Arquería Espiritual de Occidente, que llaman Arquería Trascendental, con el apoyo de una pequeña comunidad en red. Engloba tanto tiro táctico, estático y en movimiento, como meditación en tiro y tiro de oración. Y, aunque usa técnicas bien precisas, casi podríamos decir que se trata de entrenar la inspiración, o la devoción con todo el ser. El arco es tan solo un medio, un medio privilegiado por sus características biomecánicas, estéticas y éticas, por el juego de arquetipos, y por la alineación de símbolos, geometría, técnica o forma, función y fondo o espíritu.
Podríamos resumir, a grosso modo, las enseñanzas de la Arquería Trascendental en la habilidad de afinar la mente, mediante el tiro con arco, y conseguir aflorar diferentes habilidades que todos nosotros tenemos en el interior más o menos dormidas. La lectura de movimientos, la concentración extrema, entre otras muchas habilidades, hacen de esta práctica bastante desconocida en España un ejercicio bastante atractivo para quien quiere conocer más allá de sus límites.
Para que nos explique más a fondo en qué consiste esta práctica, hablamos con Rafael Marín, practicante de esta disciplina y administrador de la web Arquería Trascendental y de su correspondiente comunidad enFacebook, la cual, estáis todos invitados a uniros.
Pablo Moreira: Suena muy complicado…
Rafael Marín: En absoluto, la sencillez es condición de la eficacia. Lo que cuesta es abandonar ciertos prejuicios y barreras de cuerpo-mente…
P.M.: Pero algunos ejercicios que me has mostrado y que practicáis, como parar flechas con un escudo de 19 cm deben ser difíciles…
R.M.: Menos de lo que supones. Lo difícil es creer que puedes hacerlo y vencer el miedo. Lo que hay en esos ejercicios, más que un ejercicio táctico es un modelo de iniciación: una experiencia en un límite controlado, que abre puertas.
El propósito no es otro que traer y mantener unidos, bajo unos estados psicológicos o de consciencia (también denominados estados alterados), los aspectos tácticos, los propios de meditación en acción, y los de tiro de oración. Y, que todo esto, de alguna forma, constituya una palanca para el desarrollo personal… y el desarrollo de facultades especiales.
P.M.: Defínenos brevemente que es “meditación en acción” y “tiro de oración”.
R.M.: Digamos que hay dos formas básicas, la meditación estática, contemplativa, y aquellas que tratan de mantener esos estados mientras estamos haciendo algo. Ya sea rafting o la ceremonia del té. No están en oposición, sino que son complementarias, pero la meditación en acción tiene que ver mucho con cómo comprendemos realmente el mundo (gnoseología), cuando interactuamos con él. La encarnación, estar vivos, supone realmente una oportunidad de acción y conocimiento. Es una experiencia de conexión.
Sobre esto, el llamado tiro de oración o exorcismo, va un poco más lejos, intentando influir en lo no visible, pero no por ello no menos real. Tienen que ver con conceptos de co-creación.
P.M.: Háblanos un poco sobre las facultades especiales que se pueden llegar a desarrollar
R.M.: Es lo que permite parar flechas, disparar y localizar blancos a ciegas, precognición, radiestesia y cosas por el estilo. No tienen explicación científica de momento, pero suceden, y suelen manifestarse entre una percepción más allá de lo normal, una relativización del tiempo, y formas de percepción inexplicables. Pero se pueden entrenar con unos sencillos principios, tal y como se ha venido haciendo en las tradiciones.
Lo que vemos y tocamos es la realidad, pero no toda la realidad. Realmente son aquellas que nos permiten ver el lado sumergido del Iceberg e interactuar con él.
Paradójicamente estas facultades las tiene todo el mundo, pero son pocos las que las admiten, y menos aun los que las entrenan. Como decía un amigo, “Rafael, el Grial está por doquier”; entender esto es fundamental; la consciencia de separación es irreal. Sólo tras entender esto aparecen los milagros. Todos y todo está conectado.
P.M.: Define consciencia de separación.
R.M.: La consciencia de separación es lo usual del mundo racional. Pensar que tú eres tú y yo soy yo, tú estás allí y yo estoy aquí, y estamos limitados por un espacio y el contacto físico. Cuando realmente, todos estamos hermanados en una especie de frontera difusa y una red de información, y todos formamos parte de esa red y de “lo vivo”, que es en sí una sola fuerza. Por ejemplo, esto permitió que una tragedia como las torres gemelas se presintiera antes por una infinidad de personas, o lo que permite en aikido anticiparse al golpe del adversario. Tienen que ver con una forma extrema de empatía, y por tanto de compasión.
Como podemos apreciar hasta ahora no se trata, por tanto, de meditación y tiro, sino de una técnica superior de meditación complementaria con la clásica meditación estática, con los principios de las técnicas de tiro y, con las pautas de belleza y misticismo naturales. No tendrían sentido si no permitieran acceder a una “realidad ampliada”, a una experiencia de conexión, si no facilitase el paso a un mayor grado de intensidad y de comprensión.
El paralelismo con las artes marciales es obvio, especialmente con el Shugendo y el enfoque esotérico, que baña todas ellas a partir de cierto nivel de práctica. Sin embargo, su búsqueda es otra: primero, porque la mayor parte de ellas -las búsquedas- aparecen adulteradas y sin estos elementos en Occidente y, en segundo lugar, porque hay que buscar caminos propios tal y como hicieron ellos, pues cabe recordar que no somos ni orientales, ni del siglo XVIII.
Una vez más, las paradojas se manifiestan, y lo que se nos presenta como un aportación oriental, no es sino la refundición de elementos que ya Heródoto recogía en sus crónicas entre druidas y escitas, como formas netamente occidentales, que mezclados con el Rig Veda, la magia Bön y el budismo esotérico viajaron a Extremo Oriente con el zen.
P.M.: Habla muy resumidamente sobre Shugendo y el enfoque esotérico.
El Shugendo es uno de los enfoques esotéricos de las artes marciales, generalmente orientales. Sin embargo el enfoque esotérico está tan extendido por occidente como el símbolo del guerrero espiritual, la flecha vertical (la runa teiwaz) y las prácticas de órdenes como templarios, rosacruces y francmasones. Forma parte del Occidente oculto desde Heráclito.
Por un lado, hay que desmitificar lo esotérico, que quiere decir simplemente interior. Por otro, se trata de intervenir más allá de lo físico, en todos los planos de lo posible. Como todo lo místico, se expresa en una paradoja, pues lo interno y lo externo están relacionados.
De esto se pueden poner dos ejemplos: “las artes de invisibilidad” y el sencillo hecho de acertar con una imagen poética en la instrucción, ya que puede ahorrar mucho tiempo de errores.
P.M: Resume dichos elementos de Heródoto.
R.M.: No solo Herodoto, hay más fuentes griegas, incluso chinas. Refieren a un pueblo escita o sármatas, muy extendido por Eurasia, inventores del arco compuesto y hábiles arqueros a caballo, tanto como para derrotar a los persas de Darío, formar parte de una guardia imperial china u originar el mito del centauro, de paso que comerciaban con celtas, pre vikingos y oriente.
Todo lo que se refiere a este pueblo es interesante, hacían magias de arco (como los japoneses) tenían un código caballeresco, mitos como el de Arturo y su sacerdotes vestían como Gandalf. ¿Interesante y significativo, no?
En el fondo, y como podemos apreciar, se trata de redescubrir capacidades largamente cegadas por el tiempo, pero que aún muestran pistas e indicios para quien quiera redescubrirlas. La observación y la práctica energética hacen el resto, puesto que de lo que se trata es de traer al presente estas posibilidades y potenciarlas. La eficiencia está demostrada; el propósito es el mismo, pero las curvas de aprendizaje son muy superiores. Tal y como decía Matsuo Basho: “No sigo el camino de los antiguos, busco lo que ellos buscaron“.
P.M.: ¿A qué te refieres con curvas de aprendizaje?
R.M.: Al tiempo y calidad con que se aprende. En los cursos de iniciación, es algo ya contrastado que se ocupa entre un 30% y un 45% del tiempo necesario para un curso convencional. En niveles avanzados, se precisan entre 3 y cinco años para hacer lo que -con suerte- tarda del orden de 20 años por el sistema japonés.
Esto se debe a muchos factores, el principal es que los sistemas pedagógicos, tanto de tiro, como energéticos están más próximos a nuestra identidad que los orientales del s XVII.
P.M.: ¿Te gustaría cerrar este pequeño reportaje sobre vuestras prácticas con algunas palabras más?
R.M.: Con la importancia de los tiempos que vivimos. Realmente poca gente sabe que las dos flechas de un arquero de Kyudo son parte de la tradición indoeuropea del Rig Veda, o que su técnica obedece a la geometría sagrada, y no hay nada más occidental.
Debemos agradecer a oriente el mantenernos despiertos, pero no mitificarlo. Es el momento de refundir nuestra tradición, las influencias, y el momento presente, tal y como hicieron ellos.