Muchas cosas han sucedido desde Agosto
y, sin embargo, ni una sola línea he escrito. Por eso lo mejor es empezar por
los recientes acontecimientos.
Hace unos días recibimos la visita de Javier
Clusellas, argentino, campeón internacional de long bow, meritado arquero y
persona muy auténtica, que inicia andadura por estos senderos del Misterio y, con
quien se ha creado una empatía natural. Traía una embajada y un libro firmado
por Leonardo Killian, otro grande de la arquería argentina.
La idea es sencilla, trasladar ese intangible
del arco que todos hemos sentido alguna vez, esa vieja magia, que creemos
importante en sí misma, pero que puede ayudar mucho al desorientado hombre
moderno.
En unas horas la autenticidad y la
fraternidad del arco hicieron el trabajo. Extraños vínculos que nos unen, a
otras gentes, a otras iniciativas, pero siempre precedidos de una grata
intuición y no pocas sincronías. Entre todos ya había vínculos, como “Taller de
Arquería” y Juanjo Hernández; realmente estábamos codo con codo y no lo
sabíamos.
Sea cual sea la forma de colaboración
que se establezca, merece todo nuestro apoyo y consideración. Personalmente me
gustaría ver desarrollarse el “método” desde otras latitudes, ver como se le
añaden matices, pero la idea de una gran reunión, desde Malta a Argentina, de
la Tierra de Fuego a la California, de los que han tenido el valor de explorar
caminos ignotos, me entusiasma también y, de hecho, es algo que habrá que
intentar.
Antes, la entrada del Otoño en Madrid,
y
las ceremonias de fin de curso en Cercedilla,
brillando como una luz en la oscuridad
cuando la noche empezaba a triunfar.
Hoy, en las calendas de Noviembre, la semilla duerme esperando su momento.
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